miércoles, 13 de enero de 2010

Sueño


Hoy al soltarme de los brazos de Morfeo he tenido una rara sensación. Una sensación nunca antes vivida. Dormir para mi siempre es un trauma. Un trauma en el que mi cabeza da vueltas y vueltas sobre el mismo tema, y este es lo peor que me podría pasar en la vida.

Al despertar mis pies estaban fríos. Tenía la sensación de haber estado horas y horas caminando sobre un manto blanco. Todo a mi alrededor estaba cubierto por esa preciosa alfombra, del más puro y brillante blanco. El frío se te metía por dentro y calaba poco a poco todo tu ser, hasta llegar al alma. Aquí el frío se detenía, sólo porque tu estabas cerca.

Empecé a andar por mi habitación y a cada paso un crujido le acompañaba, y cuarenta centímetros de nieve polvo cubrían mis pies hasta la rodilla.

Necesitaba ponerme cerca de un buen fuego de chimenea, tomar una buena sopa o simplemente abrazarte. Pero ninguna de esas cosas estaban en mi mano. Y sinceramente las hecho de menos.


Retocé unos minutos más en mi cama, y mi cabeza volvió a dar vueltas sobre lo mismo. En fin no soy perfecto y este problema lo tengo que resolver yo. Nadie me puede ayudar.

Ahora miro por la ventana y veo frío y lluvia. Gente que corre a resguardarse en sus casas, pero no es lo mismo. Ni mucho menos.....

No hay comentarios:

Publicar un comentario