Son las 5:20 de la madrugada de la noche de Navidad que acaba y un grandioso día 26 que empieza. No hay que celebrar nada. Es un día más. Y yo poco a poco, acabó en mi planta. En la planta donde me he formado,en la planta donde crecí, reí y lloré, en la planta donde voy a dejar a mis compañer@s.
Por fin una jornada completa. Por fin un sueldo como dios manda. Pero el doble de trabajo. No todo podía ser bueno. Llega la hora de la despidida, y esa mariposa que crece en el estómago por los nervios de la pronta marcha, esta creciendo. Pronto se convertirá en un oso pardo, y me reventará el por dentro. Por eso no duermo, por eso estoy intranquilo, por eso estoy... de aquella manera.
La costumbre esa vanidosa que primero te relaja y después te mata es la que me enturbia el sueño y la existencía. Lo bueno que tiene es que dentro de 2 semanas quizá, vuelva a ella como el niño que vuelve a los brazos de su mamá, y todo regresé a la normalidad.
Compañeros nuevos, sonidos nuevos, horarios nuevos, pacientes nuevos, sobretodo olores nuevos... Todo nuevo. Año nuevo, planta nueva. Hubiera preferido un ficus, pero el ficus no da dinero.
Seguiremos informando, la próxima vez quizá desde un nuevo lugar, esta vez en las alturas del Hospital de Getafe.
Por si leen esto. Gracias a tod@s mis compañer@s. Sois los mejores
No hay comentarios:
Publicar un comentario