Para un trabajador

El insomnio vuelve a mí. Joder cuanto tiempo sin tí, casi te echaba de menos. Son las 5 de la mañana, despierto sin saber por qué. Sigo cansado. Mí 3º dorsal, Lucía la llamo yo, empieza a deleitarme con un charla algo absurda y malintencionada. Con un "Buenos días, Lucía"; corto la conversación.

Me levanto no sin esfuerzo de la cama. Levanto la persiana, no veo a nadie, bueno por ahí bajan dos coches, no estoy sólo. "A quién madruga...." y una mierda, menuda putada.

Vuelta al trabajo, vuelvo a encerrarme en unos planos Din A0, encerrarme en ese aulario de Córdoba. Mi trabajo es así. Fuí el último en entrar en la empresa, quizá el próximo en salir, esta jodida la cosa del trabajo.


Voy a centrarme, entregamos el Lunes y falta, falta... Dios falta casi todo por hacer. Hoy me tocará quedarme de nuevo hasta las diez de la noche.

-Soy el único que se preocupa por esta empresa.

Siempre pasa lo mismo, aquí ando yo sólo. Soy el primero en llegar por la mañana y el último en irme, en fin, habéis ganado volveré a "pringar" con vuestro trabajo, aunque no me lleve la fama.

Las líneas de los planos me aturden, me marean ya no lo aguanto más. Me llaman por teléfono, menos mal un amigo. Un ratito de descanso. Sólo pienso en terminar mi jornada, volver a casa y que llegué el fin de semana, para tomarme 2, 3, 4 ginebras. Tirar la caña a alguna "amiga con derecho a roce". Miro el reloj, el tiempo pasa lento y devastador.

Termino mi trabajo, el proyecto esta listo para ser entregado. Dios pero si me han dado las once de la noche, salgo del estudio, aturdido, cansado. Me acerco a la principal arteria de Madrid y pido un taxi.

Mañana sera otro día, otro día sin vida. Una vida razonada entre líneas, que serán edificios, que nunca veré.