miércoles, 18 de marzo de 2009

Diario de viaje 2, Conspirando en Berlin

No se bien porque pero me despierto a las 7:00 de la mañana, y eso que dijimos que la hora para levantarnos serían las 8:15. Ducha rápida, fría y a gran presión.

Al fin despiertan todos, hemos quedado a las 11 en la puerta de Branderburgo. No llegamos el tiempo se nos ha hechado encima. Prisas, preguntas a varios transeúntes y al fin llegamos a tiempo. Free-Tour, recorrido por todo el centro histórico de Berlin. Impresionantes edificios, genial relato de nuestro guía Andrés (Un argentino en Berlin, cara de asombro), rememoración histórica de la ciudad con toque psicológicos, como buen argentino.

El recorrido dura cuatro horas con mucho frío, humor, historia viva y algo de lluvia. Check-Point Charlie, el muro, la Bebel Platz, Gendermarket Plazt pasan delante nuestra. Foto a foto capturamos el momento. El recorrido termina en la Isla de los museos, pagamos la "voluntad" y seguimos nuestro camino.

Nos dirigimos a comer, tenemos un hambre voraz. Encontramos por el antiguo barrio judío un restaurante con oferta del día que parece interesante. Las primeras salchichas alemanas van a calmar el rugido de nuestros estómagos. Entramos y el recibimiento no es nada cálido, la mirada de enfado de la camarera, nos asusta. Salimos de comer, recordando el silencio que existía en el restaurante, al igual que en el metro. No se escucha un alma. Hablan muy despacio, sólo para cosas imprescindibles. Parece que estén conspirando.

La comparación con Madrid abre un pequeño debate. Entre risas seguimos nuestro camino, el cansancio poco a poco se apodera de nosotros. El frío y la lluvia causan estragos en nuestras poco acostumbradas piernas.

Encabezamos la bella Unter der Linden hacia el Pergamon museum. Con tan mala suerte de encontrarlo cerrado.

Decidimos andar de nuevo y visitar una casa okupa recomendada por Andrés. Creíamos que La Latina ó Lavapies eran alternativos, pero Berlin esta a un mundo. Salas de arte, Videotecas, Exposiciones se presentan en estos edificios antiguos, eso si financiadas por el estado.

Y aqui intento acabar el día de hoy desde el mejor bar de Berlin, el Café Zapata. Cerveza y tabaco (sólo vi este bar para poder fumar), se mezclan con la cultura más Underground. Tras varios tragos de medio litro, volvemos a nuestra particular pelea con los transportes públicos. Nos colamos otra vez, el billete es carísimo y estamos flojos de dinero.

Aparece en nuestras vidas una simpática alemana con gran corazón y mayor barriga, que nos indica con perfecto castellano como llegar a nuestra parada. La suerte nos acompaña, no vemos al revisor. Aunque un señor de mantenimiento con un chaleco naranja nos pega el susto de nuestra vida.

Regreso al dulce hotel, antes tomamos un rico bocadillos, el pan aquí es increíble, hay tantos panes diferentes que tengo que probarlos todos. Unas cervecitas con música en directo nos hacen despedir el día antes de subir a descansar.

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