jueves, 4 de junio de 2009

Despertar

Despertó entre sollozos un día cualquiera, se sentía extraño. Como si llevara durmiendo miles de horas.

Notaba un montón de cosas raras y diferentes. Observó, lo raro de su habitación. No la recordaba así. Se encontraba en una habitación minimálista, con una televisión que colgaba de la pared. Y blanco, todo blanco.

Empezó a dolorle la espalda. Tantas horas de durmiendo no podían ser buenas. Entonces se dio cuenta, que no era su cama. Amaneció en otro sitio, un lugar nuevo y desconocido para él. Tumbado en la cama, notó que esta era articulada. Dos barandillas a ambos lados limitaban sus movimientos.

Notaba una mala sensación en su nariz y garganta. Al tocarse observó que una sonda nasogástrica atravesaba su esófago llegando hasta el estómago. Estaba conectado a una máquina de alimentación. Ese era sus sustento.

Miró alrededor suyo. Varios sueros alimentaban sus venas. Dos vías periféricas palpitaban en sendos brazos.

La sensación de desconcierto era tal, que el miedo empezó a aflorar en lo más profundo de su alma. Notaba como el corazón le latía deprisa. No sabía que había pasado, ni el por qué de que estuviera allí.

Cuando el miedo se hacía cada vez más aterrador, se abrió la puerta de la habitación.

De golpe, el miedo y la ansiedad desaparecieron.

Un ángel, un ángel que representaba la perfección, entró decidida a la habitación donde él estaba. Vestía de calle. Un pantalón vaquero, marcaba las curvas de sus caderas con estilo. Un top rojo, dejaba ver las perfectas medidas de aquel ángel. Ese top rojo destacaba aún más su belleza.

La miró a los ojos.

Unas preciosas gafas, aumentaban los rasgos de su preciosa cara.

Se tocó el flequillo. Que tapaba parcialmente su mirada.

Con una mirada que nunca olvidará, ella sonrió. Y le dijo llena de alegría: "Has despertado...!!!!!"

Él notaba, desde la llegada de ese ángel, una paz que le transmitía de manera misteriosa. Sólo se le ocurrió decir: "Estoy en el cielo, verdad".

Ella se acercó, con la sonrisa todavía en los labios. Inclinó su cuerpo por encima de la barandilla, agarró ambas manos, apretándolas fuertemente. Le beso en la frente y dijo: "Estas vivo, y ahora, yo también".

Dos meses, 61 días había pasado ese ángel junto a una cama de hospital.

Ella esperaba, no sabía bien qué, pero esperaba.

Un accidente pudo arrebatar lo que más querían. Y lo que más querían era el uno al otro.

Hoy ya no celebran su aniversario. Hoy celebran el día que volvieron a vivir los dos juntos.

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