jueves, 9 de abril de 2009

Siete pétalos de rosa

Igual que se puede dividir un corazón en aurículas y ventrículos; en plexos y nódulos nerviosos y vasos comunicantes de distinto calibre. Se podría comparar "lo que está empezando" con una rosa roja que empieza a abrirse y florecer.

Una semana llena de emoción y pasión nos deja atrás. El roce de tus manos con las mías, nos hace transportarnos a un mundo mejor.

Casi a escondidas, cedemos gestos y caricias complices, que demuestran que nos importamos. De ahí quizá venga el miedo que tímidamente se deja ver.

Desde el día en el que contemplamos las estrellas, me he dado cuenta que eres especial y que lo escrito con anterioridad fue real. El mundo y las estrellas nos esperaban.

Un beso tuyo es el roce de el primer pétalo de rosa; suave, tranquilo y con una pasión intensa.

El segundo pétalo sería tu risa, que me encanta. Verte reír es verte feliz.

El tercer pétalo es tú piel, que toco con disimulo, y que me hace padecer ligeras taquicardías. Para recordar que sigo vivo.

Tu mirada, que es tapada parcialmente por tu pelo, podría ser el cuarto pétalo. Esa mirada que a la vez me dice tanto y no me dice nada de tí.

Hablar contigo, mirarte atontado y no querer terminar nunca de estar contigo. Es sin pensarlo el quinto pétalo.

El sexto pétalo es tu cuerpo sinuoso, que marcas con estilo y que me transporta a universos mejores.

Por último, el séptimo pétalo. TU, te he esperado tanto tiempo, que quisiera estar siempre contigo, mirarte, desearte, conocerte...

Por eso te regalo siete pétalos de rosas; por siete días maravillosos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario