miércoles, 22 de julio de 2009

El fin III


Como cada día su despertado sonó a eso de las 6:23, apurar el tiempo de descanso le gustaba y más cuando tenía que madrugar tanto. El maldito despertador comenzo su sonora marchar repetitiva. Pasaron 2 minutos hasta que por fin despertó del sueño.

Sudando como todos los días desde que comenzó el verano se encaminó hacia la ducha. Cuando el agua recorría todo su cuerpo, una sensación de bienestar le llenó y notó que hoy iba a ser un buen día.

Desayuno rápido, un café con leche y un beso a su amada que todavía dormía. Un beso suave, para no despertarla, pero lleno de pasión. Era la mujer de su vida. Lo supo desde el primer momento. Se complementaban perfectamente, eran tan iguales que pronto empezaron a crear un proyecto para toda la vida.

Descendió las escaleras sonriendo, no sabía porque pero algo le decía que su día iba a ser especial. Llegó a la calle, el sol ya había salido y encauzó calle arriba para coger su coche.

Andando tranquilo y con el sol de cara, vio dos formas que se le acercaban de lejos. No llego a distinguirlos bien, pero continuó su camino sin darle mayor importancia. Siguió hacia delante. Y algo por dentro, le empezó a molestar. No sabía bien que era pero empezó a estar incómodo.

Llegó por fin a su coche. Las figuras que antes había observado habían desaparecido, no las veía. Pero no pensó en nada, sólo se concentro en abrir su coche con la llave. Se agachó para dejar su maletín en el asiento del copiloto. Cuando derrepente notó un fuerte dolor en el costado. Eran las sombras que había visto antes.

Forcejeó con ellos durante unos largos minutos, posiblemente los minutos más largos de su vida. Todo acabó con unas fuertes punzadas en el pecho. Un dolor agudo, lleno todo de silencio. Sin previo aviso, todo el escandalo que se había montado paso a ser...silencio.


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