sábado, 24 de enero de 2009

Envidia


Noche de viento en Madrid, mucho viento. Decidimos ir a un garito de aquellos en los que entrar por lista te hace no pagar la entrada. La crisis hace mirar la pela o el euro.

Él, un hombre mayor pelo cano, barba cuidada, bajito, de unos cincuenta años y con un molesto reúma, que no le impedía bailar como un quinceañero alocado y lleno de granos, su dedo corazón disimulaba la marca de un anillo de casado que ha sido quitado recientemente. Delante de él, estaba ella. Una preciosa mujer rubia, alta; cotando también con los tacones que estilizaban sus preciosas piernas; ojos azules como dos lágrimas de rocío vespertino. Sus curvas te hacían aspirar un soplido de viento, para no decir nada y parecer un maleducado.

Por razones del destino y unos cuantos empujones, acabamos al lado de la extraña pareja. Y hay me di cuenta, que grande es la envidia. Miradas, la chica no hacia otra cosa q despejar los ataques visuales de los jóvenes en celo, se centraba en su pareja, que parecía o no quería darse cuenta de la incomodidad de esta.

Él bailaba como un loco, ella se contoneaba ligera como una pluma, mientras los comentarios de: "Lo que hace tener dinero", pasaban inadvertidos para los dos. Se fueron cogidos de la mano, sin importarles lo que pensarán los demás.

Los demás nos quedamos...nos quedamos...muertos de envidia

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